Valero o
Valerio como sería el nombre en su época, parece que nació en nuestra ciudad
hacia la mitad del siglo III de nuestra era, lo que es seguro es que a finales
de ese mismo siglo, era obispo de
Zaragoza.
Cuenta la historia que debido a la persecución
de los cristianos que ordenó el emperador Diocleciano, Valero fue apresado en
Zaragoza junto con su diacono, (ayudante), Vicente y que juntos tuvieron que
viajar hasta Valencia donde Vicente fue martirizado, pero no así Valero que
consiguió escapar del martirio y sano y salvo logro burlar
la persecución romana refugiándose en las montañas oscenses, donde
finalmente murió y donde se empezaron a venerar sus restos.
También se cuenta, que Valero era tartamudo y siempre le acompañaba Vicente para ayudarle.
En el lado
izquierdo de la puerta del ayuntamiento de Zaragoza, encontramos una escultura
de San Valero, junto a otra, “El Ángel custodio”. Ambas fueron diseñadas por el
escultor aragonés, Pablo Serrano, que nació en Crivillén, (Teruel) en 1908.
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