martes, 30 de octubre de 2018

Historias de miedo



LAS CUATRO CRUCES




          Era una fría noche en la villa de Gómara, Ariadna, Bea, Mónica y Paula cuatro amigas muy aventureras fueron a una casa abandonada, abrieron la puerta y debajo del felpudo había una ouija y…. solo se les ocurrió lo que nunca jamás deberían haber hecho, ¡invocar los espíritus en el cementerio!
Para ellas todo era un juego, se reían, bromeaban, hasta que… algo las asustó, no tenían claro que era, pero… salieron de allí corriendo y blancas como la nieve.

Al día siguiente no pasó nada, ninguna comentó lo ocurrido la noche anterior, y así pasaron los días, los meses, los años hasta que…

CINCO AÑOS DESPUÉS:

           Las cuatro amigas se fueron a dar un paseo, a mitad del paseo se encontraron cuatro cruces con sus nombres, las cuatro empezaron a chillar recordando el día que hicieron espiritismo hacía ya cinco años.
Entonces decidieron volver a sus casas porque estaban muertas de miedo, pero en el camino se les empezó a echar la noche encima, empezaron a oír a los búhos ulular, en lo alto de los árboles y únicamente les alumbraba la tenue luz de la luna.
Por fin cada una llegó a su casa, fueron a contárselo a sus madres y entonces se llevaron un susto de muerte porque cada una de las madres decía un nombre: la madre de Ariadna solo decía Pilar, le preguntabas y únicamente repetía el nombre de Pilar.

         La de Bea solo decía Sonia, la de Mónica Carmen y la de Paula solo decía Isabel. Las cuatro amigas al estar tan asustadas se fueron corriendo al gimnasio del colegio, cuando las cuatro llegaron al gimnasio cogieron unas colchonetas y allí estaban sus madres, si se les podía llamar madres porque tenían un aspecto irreconocible.
         
       Salieron de allí corriendo, tenían que buscar una explicación y una solución a eso que habían desencadenado, sin pensarlo, hacia cinco años. ¡Tenía que haber una explicación!

           Volvieron a la casa abandonada donde había comenzado aquella pesadilla y empezaron a buscar información en internet sobre la historia de aquel caserón y las cuatro cruces.
           Entonces Paula encontró la respuesta.

         Las cuatro mujeres que nombraban las madres, hacía varios siglos, habían sido cuatro brujas que vivían en la casa abandonada y que las quemaron en la hoguera acusadas de brujería. Sus restos los enterraron a lo largo del camino marcándolos con cruces.

      Las cuatro niñas siguieron leyendo en Internet que las brujas solo descansarían en paz cuando cuatro almas inocentes usaran la ouija, y así ellas poseerían cuatro cuerpos (en este caso el de las madres). Necesitaban los cuerpos para conseguir llegar al lugar donde estaban las cruces, este sitio fue donde quemaron a las brujas.

           Entonces las cuatro amigas entendieron lo que estaba pasando con sus madres, las almas de las brujas estaban dentro de ellas.
Para conseguir sacar a los espíritus tenían que conseguir que las madres se tomaran la poción que ellas mismas prepararon según las instrucciones que encontraron en un viejo y polvoriento libro de conjuros.

      ¿Qué harán ahora las cuatro amigas? ¿Cómo encontrarán a sus madres?            ¿Conseguirán que se tomen la poción? ¿Qué ocurrirá después?..............

                   CONTINUARÁ……………………


 Paula



                                       


                                             El hombre lobo



        Érase una vez dos primos llamados Samuel y Daniel. Sus familias les echaron de casa al bosque y allí pasaron el día. Cuando llegó la noche, encontraron una cabaña medio derruida, en la profundidad del bosque. Entraron y escucharon un aullido.

          Los primos desesperados en la cabaña, encontraron unas camas y decidieron dormir para pasar la noche rápido. Pero no podían dormir después de haber oído el aullido del lobo.

       - Samuel: ¿Tu puedes dormir?
      -  Daniel: No.

       - Daniel: Sí, esta cama es muy incómoda.

      -  Samuel: ¿Vamos a intentar volver a nuestras casas?

         Los primos corrieron por el bosque como si no hubiera un mañana, porque los lobos les daban miedo. Pero se encontraron con un humano.

       - Daniel: ¿Nos puede ayudar? Por favor.
        -Samuel: Estamos buscando nuestras casas.

       Esa justa noche había luna llena. El hombre se transformó en un hombre lobo. Samuel y Daniel casi se desmayan, pero con valor se escondieron detrás de un árbol.

        - Samuel: Es lo que estoy pensando.
         - Daniel: Creo que sí.

          Cuando se fue el hombre lobo eran las 7:30 de la madrugada. Salió el Sol y volvieron a sus casas.

                                                         Teo


LOS MUÑECOS

         Una fría tarde de invierno, llovía sin parar en el pueblo San Lorenzo. Sonia, una niña de once años, estaba durmiendo la siesta cuando un fuerte golpe de aire en su ventana la despertó, estaba muy hambrienta, llamó a sus padres pero como no le contestaron decidió salir a comprar algo, ya que en su casa no había nada que le gustara.

             Se llevó un paraguas para no mojarse, pero el viento se lo quitó de las manos, aunque ella no se rindió hasta llegar a la panadería.

         Cuando llegó abrió la vieja puerta, llamó a Don Juan, el panadero, pero nadie respondió, como estaba hambrienta no pudo aguantarse y cogió un bollo y empezó a comerlo. De repente, escucho una voz que le susurraba, Soniaaaaa, Soniaaaaaa. Se asustó un poco, pero pensó que el aire podía haber hecho ese ruido y no se preocupó mucho.

         Cogió el paraguas del panadero y se fue a su casa, pero en el camino empezó a llover todavía más, el fuerte granizo y la lluvia golpeaba las campanas del campanario de la iglesia, el ruido de la lluvia y del granizo atrajeron a Sonia hacia la iglesia del pueblo. Allí dentro había mucha gente, pero las luces estaban apagadas solo se veían las sombras de las personas por las velas. Sonia les preguntaba cosas, pero nadie le respondía, era como si estuviera en otro mundo, entonces muy asustada se fue a su casa.

         Cuando llegó dijo, ¡ya estoy en casa!, nadie respondió, pero no se preocupó porque nunca respondían, entonces fue hacia el cuarto de sus padre, vio en la cama unos muñecos que eran idénticos a ellos y del susto se desmayó. Cuando se despertó, se encontró tres muñecos más, uno de ellos era su hermano Ernesto y los otros eran sus tíos. Se fue corriendo a casa de sus abuelos, desde ese día nunca duerme por miedo a convertir a más personas en muñecos.

   Alba    





Un viejo hechicero


Como todos los sábados de otoño Laura y Julia iban a coger setas a un bosque cercano a su casa.

-Tiene pinta de que va a llover. Dijo Julia
-No te preocupes, he cogido paraguas, contestó Laura
¿De dónde sale ese humo?
-Vamos a ver
Se acercaron y vieron a un anciano con unas pintas muy raras.
El anciano estaba echando hierbas, patas de ranas y setas a un caldero con agua hirviendo.
Las chicas se asustaron, y al salir corriendo,  CRACK se rompió una rama.
-¿Quién anda ahí? Pregunta el anciano.
-Al acercarse a las chicas ellas se asustaron y empezaron a gritar ¡aaaahhhhhh!
El hombre les dijo:
-Tranquilas ,soy Álvaro el abuelo de Marta .
Álvaro les contó que estaba cocinando sopa de ancas de rana, que era una receta de su familia.
Las chicas regresaron a casa y contaron a sus padres la historia del viejo hechicero, mientras comían una tortilla de champiñones y un plato de sopa de ancas de rana.

Laia





BLOOD   


          En 1972,  Sofía y Hugo, estaban viendo el telediario con sus padres. En una noticia, dijeron que en el pueblo de al lado, habían desaparecido los niños del colegio.

         Al día siguiente, al cambiar de clase en el colegio, todos salieron al pasillo. De repente, Sofía y Hugo vieron que poco a poco, se iban apagando las luces y no quedaba nadie en los pasillos, ni en las clases…

      Cuando se apagó la última luz del pasillo, vieron unos ojos rojos y una niebla al fondo. Echaron a correr asustados.
En la salida, había un nombre pintado con sangre que decía “Blood” así que pensaron que era el nombre del personaje del pasillo.

    Pasados unos días, no aparecía ningún niño.

         La madre de Sofía y Hugo, les contó que había una cabaña en el bosque donde sucedían cosas raras cuando era pequeña. Decidieron buscarlos allí.

 Horas después encontraron la cabaña. Abrieron la puerta de una patada y allí estaban todos los niños. Detrás encontraron a Blood.

Al darle con la luz de la linterna, Blood comenzó a derretirse como un flan.

Así consiguieron salvar a sus amigos y se fueron a casa.

Al ir al colegio, en el muro que ya se había limpiado, volvía a aparecer el nombre de Blood.

        ¿Seguía vivo?.
                                                           Daniel 



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